Estoy despierto.
Hay mucha luz aquí.
Demasiada. ¿Qué es este lugar? ¿Una prisión? ¿Un hospital? Hay cuatro paredes
sólidas, un catre duro y un pequeño respiradero. ¿Y la puerta? No veo ninguna.
¿Dónde demonios estoy? ¿Cómo llegué hasta aquí?
Piensa... ¿Qué pasó?
Trata de recordarlo... ¿Dónde estuve anoche? ¿Dónde dormí? Joder... no me
acuerdo.
¡No me acuerdo ni de mi
maldito nombre! ¿Quién soy? ¡ESPERA! Mira a tu alrededor, idiota. Encerrado en
una habitación. Estoy en un manicomio. ¡Eso es! ¡Estoy loco! O estaba loco.
Ahora soy consciente de ello. ¿Estoy curado? ¿Puedo irme?
Me levanto. Examino mi
cuerpo. Estoy desnudo y extremadamente limpio como el resto de esta habitación.
Todo lo que está a mi alrededor es blanco e impecable. Hay tanta maldita luz
aquí.
-¿Hola? ¿Hay alguien
aquí? ¡Necesito ayuda! -grito. No hay respuesta- ¡Alguien! ¡Por favor!
Empiezo a caminar por la
habitación tocando las paredes. ¿Dónde está la puerta? Tiene que haber una
puerta aquí. ¿Qué cojones? ¡TIENE que haber una puerta!
No hay nada. Paredes
lisas y continuas. Miro debajo del catre para ver si hay algo más, cualquier
cosa, en esta habitación. No me sorprende que no haya nada.
¿Estoy en un manicomio?
Esto es tan surrealista. ¿Dónde demonios estoy? ¿Por qué no puedo recordar
mi jodido nombre?
-¡Hey! Ya te has
despertado, ¿verdad? -pregunta la voz de un hombre mayor a través del
respiradero. Me precipito hacia él, muy nervioso.
-¡SÍ! ¿Qué está pasando?
¿Quién eres? ¡¿Qué es todo esto?! -grito con entusiasmo. Miro por el
respiradero para no ver más que oscuridad.
-No recuerdas nada,
¿verdad? -me pregunta.
-No. No recuerdo nada de
lo que pasó antes de despertarme aquí.
-Está bien -dice con un
tono de burla-. Creo que lo harás bien.
¿Qué? Estoy tan cansado
de esta sensación de estar jodidamente perdido. Quiero entender lo que pasa.
-Por favor -suplico-, ¿qué
está pasando? ¿Quién eres? ¿Quién soy?
No escucho nada.
-¡DÍMELO! -grito. El eco
lo repite a través del respiradero. Sigo sin obtener respuesta. Las horas
pasan.
Me dejan solo con mis
pensamientos. Me esfuerzo en llegar a los rincones de mi mente y descubrir
quién demonios soy. Esto es tan marciano para mí. No sé por qué, ya que no
tengo ningún recuerdo de mi vida con el que compararlo, pero sé que quiero irme
de aquí. Tengo que salir de aquí.
Camino cerca de las
paredes y toco cada palmo en busca de algo para salir. TIENE que haber algo.
¡No puede ser que este lugar lo construyeran a mi alrededor! ¿Por qué no
encuentro nada?
Las horas pasan y pasan y
no consigo nada. Grito para pedir ayuda hasta que se me irrita la garganta pero
no hay manera. Si alguien está escuchando, si ese hombre está todavía ahí
fuera, no va a responder. Finalmente, exhausto, me echo en el suelo.
Cuando despierto, veo
comida. Hay una bandeja con pan, arroz, un filete y un vaso de agua en el
rincón. Estoy muy hambriento, por lo que no dudo en caminar hasta allí y
empezar a comer. Está delicioso. Soy tan feliz. Cuando acabo todo, recupero el
sentido común y empiezo a pensar de nuevo dónde estoy. Me encamino hacia el
respiradero y grito:
-¿Hola?
-¡Hola! -oigo responder a
alguien con un tono alegre.
-¿Quién eres? -pregunto.
-¿Te gustó la comida?
-dice como respuesta.
No estoy de humor para
estúpidos juegos. Quiero respuestas.
-¿DÓNDE ESTOY? ¡DÉJAME
SALIR DE AQUÍ!
-Saldrás pronto. ¡Tenemos
que asegurarnos de que estás sano!
¿Qué cojones? ¿Soy un
maldito experimento? Estoy suficientemente sano. Quiero respuestas, quiero
saber dónde estoy. Más importante, quiero ser libre.
-¡DÉJAME SALIR AHORA
MISMO, MALDITO CABRÓN! ¡QUIERO IRME!
La voz se ha vuelto a
marchar. Le grito una vez más, pero es inútil. Estoy solo.
Las horas siguen pasando
y yo continúo con mi rutina de buscar una forma de salir. Por supuesto, no
encuentro nada. Finalmente, siento la necesidad de utilizar el baño pero no hay
ningún sitio al que ir. Lo grito alto pero no me responden. Soy demasiado
orgulloso para hacerlo en un rincón. Eso es humillante. No dejaré que me vean
así. Si es que pueden verme. Algo me dice que pueden. Siento que me están
observando siempre. Un tiempo después, me tumbo y comienzo a llorar. Grito y
chillo hasta quedarme exhausto y dormirme.
Algo extraño pasa
entonces. Sueño.
En mi mente estoy
volando. Hay árboles, ríos, luz solar y todo es muy raro. Puedo sentir una
extraña sensación en el estómago y la boca. Duele un poco.
Me despierto en mi
prisión. Todavía me duele un poco el estómago. Lo froto con la mano y siento
algo raro. Cuando miro, hay una cicatriz que sobresale. ¿Qué demonios es esto?
Siento lo mismo en la mejilla. Estoy estupefacto pero sobre todo enfadado.
Están jugando conmigo. Esperan a que me duerma para empezar con sus malditos
juegos. Miro a las paredes y grito. Quiero salir de aquí.
-¿Estás bien? -oigo
preguntar a una voz familiar.
-¡ME HAS HECHO DAÑO HIJO
DE PUTA! ¡ME HAS ABIERTO EN CANAL! ¿QUÉ ME HAS HECHO? -grito mientras golpeo el
respiradero tan fuerte como puedo. Lo romperé. Romperé lo que sea para llegar
hasta este hombre y OBLIGARLE a darme una jodida respuesta. Lo golpeo y lo
golpeo una y otra vez. Creo que lo he roto. No me importa. Continúo
aporreándolo y gritando.
-Por favor, cálmate.
Siento mucho que te duela. Todo mejorará pronto. ¿Te sientes solo?
Me niego a contestar. Lo
ignoraré como él me ignora a mí. Que le jodan. No parece importarle si respondo
o no. No le importo. A nadie le importo. Soy un experimento, un maldito
juguete.
-Por favor, no te
preocupes. Las cosas irán a mejor. ¡Te lo prometo! -dice y se va.
Me siento en la pequeña y
dura cama y me miro las manos. Me han hecho tanto daño que no puedo mover un
solo dedo sin sentir un intenso dolor en el brazo. Los huesos están colocados
en direcciones casuales y apenas parecen humanas. Es ahora cuando me doy cuenta
de lo jodido que estoy. ¿Qué me hice? Ese respiradero no se va a mover o romper
haga lo que haga. Nada se va a mover o romper. Estoy atrapado. Eso es todo.
Estoy atrapado y no voy a ninguna parte. Cuando mi mente comienza a vagar,
comprendo algo finalmente. No tendré que moverme nunca más...
Cuando me quedé dormido
necesitaba ir desesperadamente al baño. Ahora, sin embargo, esa necesidad ha
desaparecido por completo. ¡¿Me abrieron para sacar mi mierda?! ¿Por qué
cojones lo harían? ¿Qué está pasando aquí? Intento dilucidarlo en mi mente
durante horas, pienso en cualquier posible situación en la que algo de esto
tuviera sentido. Medito todo tipo de cosas pero nada encaja. Esto es una locura
fortuita y no hay forma de entenderlo. Así que me rindo. Lo acepto. Es todo lo
que puedo hacer.
El tiempo pasa.
No sé cuánto tiempo. Me
despierto, grito, chillo, lloro. Encuentro comida para mí y la como. La voz
habla de vez en cuando y me dice algo sobre tonterías codificadas que no me
molesto en entender. Después, me duermo. A veces sueño pero no siempre. A veces
son pesadillas: las paredes se cierran cada vez más hasta que no queda nada de
habitación y me machacan. Los huesos se rompen y los pulmones se colapsan y yo
lo siento todo lentamente. Estoy aterrorizado. Estoy loco. Quiero irme. SALDRÉ
de aquí.
Me despierto y el cuerpo
me duele aún más. Hay una cicatriz nueva en el pecho a lo largo de mi caja
torácica y otra en la cabeza. Son parte de mi vida ahora. Nada nuevo respecto a
eso. Aunque estas parecen un poco más grandes de lo habitual y duelen mucho
más. Aun así, esto no es, con diferencia, lo más extraño del día. Miro al otro
lado de la habitación y no me puedo creer lo que estoy viendo. Hay una chica
aquí. Una chica de unos 17 años está tumbada en el suelo dormida en la otra
parte de la habitación, completamente desnuda. Es hermosa. Me alegro tanto. No
sé qué tienen ellos en mente pero no me importa. ¡Hay otra persona aquí!
¡Alguien a quien tocar, a quien mirar! ¡Alguien que sé que es real! Alguien que
puede ayudarme a salir de aquí. Estoy... estoy tan emocionado. Mi mente está
acelerada. ¿De dónde viene? ¿Qué debo hacer?
Salto y camino hacia
ella. Le rozo el hombro y empiezo a hablar.
-¿Hola? Despierta.
Sus ojos se abren y me
miran. Está aterrorizada. No sé por qué cosas ha pasado pero no parece tener el
mismo entusiasmo que yo de estar con otro humano. Grita y se encoge asustada en
el rincón de la habitación. Intento calmarla pero no sirve de nada.
-¡Por favor, no! ¡No voy
a hacerte daño! -dije tan calmado como pude-. ¡Estoy de tu lado! ¡Estoy
contigo! Por favor, cálmate. Confía en mí. ¿Estás bien? ¿Sabes dónde estamos?
Ella se mantuvo
acurrucada en el rincón.
-Escucha, he estado aquí
mucho tiempo. No sé qué es este lugar. ¿Sabes algo de esto? ¿Sabes quién nos
tiene encerrados aquí? ¿Hay otros de dónde tú vienes? ¿Sabes cómo te llamas?
-le pregunto. Ella responde con un gemido-. Estamos juntos en esto. Estamos
juntos aquí. No tienes por qué preocuparte. Estaremos bien. Averiguaremos qué
pasa. Saldremos de aquí. ¿De acuerdo? Nos iremos de aquí.
Mis palabras no
significan nada. Me doy cuenta de que necesitará algo de tiempo para entender
la realidad, así que voy hasta el respiradero y le doy tiempo para que se
calme.
-Estará bien -dice una
voz a través del respiradero-. Solo necesita tiempo para acostumbrarse a esto.
Ahí debo darle la razón.
Quien quiera que sea esta persona, es la que está al mando. Descubrí hace un
tiempo que no sirve de nada intentar discutir o persuadirla. Solo miro a la
oscuridad del respiradero sin decir nada.
Finalmente, después de
horas de sollozos, se calma. Me siento con ella e intento hacerle algunas
preguntas. Nunca responde y, de hecho, parece no entender lo que digo. Siento
como si el sonido de mi voz la tranquilizara un poco, así que sigo hablando. Le
cuento todo sobre mi experiencia aquí desde que me desperté por primera vez.
Intento relatar todo detalle que recuerdo de mi vida en esta prisión. Un tiempo
después, me abraza y yo me siento muy bien. La piel caliente y lisa de su
cuerpo desnudo abrazado a mí es diferente a cualquier otra cosa que he
experimentado en esta habitación fría y sólida. Le paso los dedos por el pelo y
ella gime suavemente. Estamos sentados en el suelo durante horas. Ahora sé que
ella entiende. Somos ella y yo contra lo que sea esto. Pase lo que pase,
estamos juntos en esto.
A pesar de esta jodida
situación, me siento mucho mejor ahora. Los días continúan pasando. Las
cicatrices empiezan a desparecer pero nadie más viene. La comida llega y ahora
contamos con el "lujo" de tener un lugar para ir el baño. La chica y
yo nos hemos acercado mucho. Hemos hecho el amor varias veces. Ella es mi todo
ahora. Prometo que si intentan alejarla de mí haré lo que sea para evitarlo.
Ahora estamos tumbados en
el suelo, besándonos. Acabamos de hacer el amor y ha sido maravilloso. Ella
confía en mí y yo en ella. Nunca le haría daño y no dejaría que nadie se lo
hiciera.
-Te quiero -le dije
mientras le besaba la cabeza. Ella sonrió y dijo lo mismo. Sé que entiende lo
que significa, lo noto en su voz. Mientras se va quedando dormida me prometo a
mí mismo que saldré de esta habitación y me llevaré a ella conmigo.
Entonces, pasa. Me
despierto y ella no está. Sabía que era cuestión de tiempo, solo me hice creer
a mí mismo que no pasaría. Lloro, grito, voy al respiradero.
-¿QUÉ HABÉIS HECHO CON
ELLA? ¡TRAÉDMELA DE NUEVO! -grito mientras golpeo el respiradero.
-¡No te preocupes!
-contesta la voz a la que ya estoy acostumbrado-. Ella está bien. ¡Está en otro
lugar! Es algo en lo que hemos estado trabajando este tiempo. ¿Te gustaría
verlo?
Estoy confundido,
enfadado, asustado. Luchar no tiene ningún sentido. Este es mi maestro. Él
tiene el control, mi voluntad. Me seco las lágrimas y le digo que sí. Le ruego,
de hecho. Le digo que seré bueno, que haré lo que quiera, que no intentaré
escapar o golpear las paredes o hacer nada malo.
-Solo, por favor, déjame
estar con ella. Por favor.
-Ahora mismo -dice
riéndose de mí con sus palabras.
-¡POR FAVOR! -grito,
lloro y suplico. No puedo hacer esto sin ella, lo sé. Haré lo que sea para
estar con ella.
La voz me deja solo otra
vez y yo quiero morir. Haría cualquier cosa por suicidarme y acabar con esto de
una vez por todas pero no puedo dejarla. Ella me necesita y le prometí que
nunca la dejaría. Lloro y grito en un rincón hasta que empiezo a toser sangre.
Finalmente, vomito y me desmayo de agotamiento.
Me despierto en un lugar
extraño. ¿Es esto un sueño? Debe serlo. Hay árboles y hierba. El hermoso cielo
está sobre mí. ¡No estoy en la prisión! ¡Esto no puede ser real! Pero lo es.
¡Realmente lo es! Espera. ¿Esto significa...?
Corro. Corro por todas
partes en su búsqueda. Él me lo prometió. Tiene que estar aquí. Empiezo a
aceptar mi nuevo hogar. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy
todavía encerrado pero esta vez en un sitio más grande. Veo que enormes vallas
blancas de unos 6 metros rodean el área. Me preocuparé de eso cuando esté otra
vez con ella. Ahora mismo solo quiero encontrarla. Los árboles son tan
hermosos. Todo es tan bonito. Solo la necesito a ella.
Finalmente, la oigo. Ella
grita de alegría y corre hacia mí. Nos abrazamos, lloramos y nos besamos
apasionadamente. Estoy feliz. Estoy tan feliz de que me hayan dejado estar con
ella de nuevo. Estoy completo ahora y puedo relajarme. Después de calmarnos,
decidimos investigar este nuevo lugar.
Deambulamos durante horas
de pared a pared por la habitación. Quienes sean nuestros captores, realmente
se esforzaron en este lugar. Hay un río que fluye por todas las inmediaciones y
una máquina gigante que llega hasta el cielo, por encima de la parte más alta
de la valla. Cuando nos acercamos, nos ofrece comida. Toda la comida que
hubiéramos podido desear. Y está deliciosa. Esto es increíble. Probamos todo lo
que podemos hasta llenarnos por completo. Estamos tan felices juntos. Pero
todavía... hay algo que aleja a este nuevo lugar de la libertad. Esas malditas
paredes. Si alguna vez somos libres para saber quiénes somos realmente, dónde
estamos en verdad, tendremos que pasar esas paredes. Así que por ahora debemos
idear un plan.
Los días pasan. Nos lo
pasamos bien los dos en nuestro pequeño paraíso, mientras intentamos de forma
secreta encontrar alguna forma de escapar. El hombre del respiradero nunca nos
habla aquí pero todavía sé que está observando. Están mirando aún. Lo siento
cada segundo del día.
Un día se nos ocurre
algo. Cuando ella lo ve, se entusiasma.
-¡Mira! ¡Mira! -me
susurra. Estoy orgulloso de su dominio del idioma. Lo ha estado aprendiendo de
mí durante este tiempo.
Lo que vimos fue un
árbol, igual que los otros. Este, sin embargo, estaba peligrosamente cerca de
la pared y era lo suficientemente alto como para escalarlo y saltar. Sería una
gran caída pero merecería la pena llegar hasta el fondo de toda esta mierda.
Esta es. Lo sé. Esta es nuestra salida.
Aunque debemos tener
cuidado. Le digo que tenemos que esperar y tranquilizarnos. Si lo hacemos
deprisa sin pensar, podemos joderlo todo. Ella lo entiende, lo sé, pero no le
gusta. Le digo que debemos aguantar uno o dos días y descubrir la mejor forma
de hacerlo. Sé que ellos están encima de nosotros. Están esperando a que
movamos ficha y puedan castigarnos. Van a separarnos o meternos de nuevo en esa
pequeña habitación o ambas cosas. Y NO puedo dejar que eso ocurra. De ninguna
manera.
Esa noche oí de nuevo a
mi viejo amigo. Me desperté con su voz susurrante. Miré a mi alrededor pero no
vi nada. La voz está por todas partes y por ningún lado. ¿Está en mi cabeza?
¿La estoy imaginando? No lo sé. No estoy dispuesto a arriesgar si es tan solo
mi imaginación, así que le contesto:
-¿Qué quieres? ¿Qué
nos has hecho? ¿Dónde estamos?
Él ignora todas mis
preguntas. No me sorprende lo más mínimo. Él me dice, me advierte. Conoce
nuestro plan. Lo SABÍA. No tenemos secretos con nuestros captores. Están por
todas partes, siempre observando.
-Olvídalo -me dice-.
Disfruta de tu nueva casa.
-PRISIÓN -le corrijo-.
Esta es una jodida prisión. Todo lo que he querido desde que me desperté aquel
día era la maldita verdad y nunca he conseguido nada de ti. Estás jodidamente
enfermo. He estado aquí preso durante meses, AÑOS, ¡CUÉNTAME AL MENOS QUIÉN
SOY!
La voz se ha ido. Empiezo
a caminar pensando en todo esto. Hoy es el día. Nos vamos de aquí. No importa
qué hay al otro lado de la valla, sé que tiene que ser mejor que esto. La
libertad está detrás de esa valla.
El sol sale y camino
hasta ella. Supongo que se estará despertando ahora. Cuando llego a donde
dormimos veo que no está. Ella nunca escaparía de mí así. ¿Dónde está...? oh,
no... ya está marchando hacia allá. ¿También llegó hasta ella la voz esta
noche?
Corro hacia el árbol. Sé
que ella está allí. Sé que lo está. Cuando llego, la veo ya a mitad de camino.
-¡ESPERA! -grito. Ella
mira hacia mí y me sonríe. Me hace gestos para que suba yo también. Todavía
estoy asustado pero me doy cuenta que no puedo permitirme estarlo. Tengo que
levantarme contra ellos, esos cabrones. Voy a por ello con todo lo que tengo.
Juntos los dos escalamos
el árbol. Subimos más alto y más alto y, finalmente, FINALMENTE estamos cerca
del final. Ella llega hasta la rama más alta y se apoya sobre la pared. Yo la
miro a la cara y veo una expresión de total y desenfrenado éxtasis. Ha ganado.
Lo sabe. Lo que sea que vea desde ahí, ella sabe que es su libertad. Sonríe
hacia mí y veo una ingenua curiosidad en sus ojos. Sin poder esperarlo más, me
alcanza, me besa y escala por la pared.
¡MIERDA! Oigo que se
agarra a lo alto de la valla y llega al otro lado con una caída. Grita y
escucho que su cuerpo ha golpeado el suelo. Por favor, deja que esté bien. ¡No
permitas que le pase nada! Sin pensarlo, escalo hasta lo alto de la valla y
salto.
La caída es dura para mí
también. Cuando aterrizo, siento un dolor que nunca había sentido, ni siquiera
con las cicatrices. De todas formas, no creo que nada esté roto. Si lo está,
estoy muy preocupado por ella como para centrarme en ello. Está llorando y
agarrándose la pierna. La compruebo pero parece estar bien. Sin embargo, algo
en ella es diferente. A lo mejor es por la luz o por haber golpeado la tierra
tan fuerte pero su piel está más áspera. Está sucia. Yo también. Finalmente, me
levanto y examino el lugar en el que estamos ahora.
Caímos sobre barro.
Tierra y barro. Estamos amoratados, heridos y asustados. Pero al menos somos
libres. Al menos tenemos una oportunidad. Miro hacia la pared que habíamos
escalado, orgulloso de nuestra proeza. Después oigo algo. Un poco más lejos hay
otro edificio: uno enorme con forma de platillo y cuya puerta mecánica se había
abierto.
Caminamos hacia allí
lentamente, con cuidado de no hacernos más daño. Mis piernas me están matando
pero debo saber qué es eso. Según nos acercamos, el edificio hace un ruido
estruendoso que nos detiene. Por la puerta salen... otros. La única otra gente
que he visto.
Debe haber una docena de
ellos al menos. Sin embargo, no son exactamente como nosotros. Son más altos,
más delgados y llevan ropa. El tono de su piel es mucho más claro que el
nuestro y sus dedos parecen ser más largos. Son como nosotros pero tienen algo
muy diferente. Uno de ellos se acerca. Se detiene a unos 5 o 6 metros de
nosotros. Nos mira con intensidad. Todo lo que podemos hacer es mirarlo
nosotros también. Cuando finalmente habla, me deja impactado. Este hombre, este
hombre al que estoy mirando a la cara, es el del respiradero. Él es la voz que
me mantuvo encerrado y atormentado durante tanto tiempo. Él es mi único amigo y
mi único enemigo.
-¿Qué habéis hecho? -nos
pregunta a los dos. No puedo distinguir por sus ojos grandes y negros si está
enfadado o triste-. Habéis arruinado todo lo que hemos hecho para vosotros.
-¡JÓDETE! -le grito-. ¡No
volveremos a ser tus malditos esclavos nunca más!
Él nos mira en silencio
durante lo que parecen ser unos minutos. Después, se gira hacia sus iguales,
que aún están dentro del edificio, suspira y nos vuelve a mirar.
-Sabíamos que era
cuestión de tiempo. A partir de ahora tendréis que hacer las cosas vosotros
solos. Este es, me temo, el único modo de aprender.
No sé qué decir. No estoy
seguro de qué significa eso. No estoy seguro de si me preocupa. Solo lo miro
aferrándome a mi amada. No importa, no tendré que volver a hacer las cosas como
antes. Eso es lo que realmente importa.
Él vuelve al edificio y
la puerta se cierra. De repente, sucede algo sorprendente: el edificio entero
se eleva en el aire. Con un gran destello, las paredes y todo lo que era
nuestra prisión se esfuman sin dejar rastro. El edificio volador se eleva aún
más alto y más alto en el aire hasta desaparecer. Ahora, finalmente, estamos
solos.
Juntos vagamos por el
área en busca de respuestas. Estoy empezando a sentirme incómodo. Tengo hambre
y por primera vez que yo recuerde, no tengo comida. No hay dispensador, ni
máquina, ni bandeja mágica esperando por mí. Solo somos yo, ella y el mundo.
Estos últimos dos años,
las cosas han sido bastante diferentes. Estábamos muy perdidos cuando se
fueron. Me odio a mí mismo por decir esto pero quiero que vuelvan. Quiero oír
su voz otra vez, tener comida, que me limpien y que me cuiden. La comida que
consumimos ahora es horrible. Nuestra forma de vida es terrible. Ahora nos
ensuciamos y nos herimos. Da igual donde durmamos, no nos lavamos ni nos
curamos como antes. Nos levantamos de la misma forma que nos fuimos a dormir.
Tenemos que limpiarnos y cuidarnos nosotros mismos. No fue hasta que se
marcharon cuando nos dimos cuenta de cuánto los necesitábamos.
Hace frío. Tenemos que
matar a los animales que deambulan por aquí y ponernos sus pieles para mantenernos
calientes. Nos sentimos estúpidos, sucios e indefensos. Odiamos lo que somos
ahora. A veces me despierto en la noche y trato de traer su voz a mi cabeza de
nuevo. Intento hablar con él y espero y espero a que me conteste. Pero no lo
hace. Quienes quiera que fueran, se han marchado. Solo estamos Eva y yo ahora.
Al igual que cuando nos conocimos, sé que pase lo que pase, nos tendremos el
uno al otro. Esto me ayuda a continuar a veces.
Aquí nos hemos acercado
aún más el uno al otro. Ella está embarazada, así que hemos trabajado duro para
construir un refugio agradable para nuestra familia. Es difícil pero sé que
podemos hacerlo. Muchas noches ella llora y yo la abrazo y le acaricio la
cabeza.
-¿A dónde crees que han
ido, Adán? ¿Crees que volverán alguna vez y nos ayudarán?
Yo sé que no pero trato
de ser valiente por ella.
-No lo sé. A lo mejor sí.
Ellos nos aman. Sé que todavía nos quieren.
Le doy un beso en la
cabeza como ya he hecho tantas veces antes. Espero, más que nada en el mundo,
que lo que le acabo de decir sea cierto.
Traducido por Nyx.
Creepypasta
original: http://creepypasta.wikia.com/wiki/Awake
No hay comentarios:
Publicar un comentario