lunes, 27 de abril de 2015

Despierto


Estoy despierto.
Hay mucha luz aquí. Demasiada. ¿Qué es este lugar? ¿Una prisión? ¿Un hospital? Hay cuatro paredes sólidas, un catre duro y un pequeño respiradero. ¿Y la puerta? No veo ninguna. ¿Dónde demonios estoy? ¿Cómo llegué hasta aquí?
Piensa... ¿Qué pasó? Trata de recordarlo... ¿Dónde estuve anoche? ¿Dónde dormí? Joder... no me acuerdo.
¡No me acuerdo ni de mi maldito nombre! ¿Quién soy? ¡ESPERA! Mira a tu alrededor, idiota. Encerrado en una habitación. Estoy en un manicomio. ¡Eso es! ¡Estoy loco! O estaba loco. Ahora soy consciente de ello. ¿Estoy curado? ¿Puedo irme?
Me levanto. Examino mi cuerpo. Estoy desnudo y extremadamente limpio como el resto de esta habitación. Todo lo que está a mi alrededor es blanco e impecable. Hay tanta maldita luz aquí.
-¿Hola? ¿Hay alguien aquí? ¡Necesito ayuda! -grito. No hay respuesta- ¡Alguien! ¡Por favor!
Empiezo a caminar por la habitación tocando las paredes. ¿Dónde está la puerta? Tiene que haber una puerta aquí. ¿Qué cojones? ¡TIENE que haber una puerta!
No hay nada. Paredes lisas y continuas. Miro debajo del catre para ver si hay algo más, cualquier cosa, en esta habitación. No me sorprende que no haya nada.
¿Estoy en un manicomio? Esto es tan surrealista. ¿Dónde demonios estoy? ¿Por qué no puedo recordar mi jodido nombre?
-¡Hey! Ya te has despertado, ¿verdad? -pregunta la voz de un hombre mayor a través del respiradero. Me precipito hacia él, muy nervioso.
-¡SÍ! ¿Qué está pasando? ¿Quién eres? ¡¿Qué es todo esto?! -grito con entusiasmo. Miro por el respiradero para no ver más que oscuridad.
-No recuerdas nada, ¿verdad? -me pregunta.
-No. No recuerdo nada de lo que pasó antes de despertarme aquí.
-Está bien -dice con un tono de burla-. Creo que lo harás bien.
¿Qué? Estoy tan cansado de esta sensación de estar jodidamente perdido. Quiero entender lo que pasa.
-Por favor -suplico-, ¿qué está pasando? ¿Quién eres? ¿Quién soy?
No escucho nada.
-¡DÍMELO! -grito. El eco lo repite a través del respiradero. Sigo sin obtener respuesta. Las horas pasan.
Me dejan solo con mis pensamientos. Me esfuerzo en llegar a los rincones de mi mente y descubrir quién demonios soy. Esto es tan marciano para mí. No sé por qué, ya que no tengo ningún recuerdo de mi vida con el que compararlo, pero sé que quiero irme de aquí. Tengo que salir de aquí.
Camino cerca de las paredes y toco cada palmo en busca de algo para salir. TIENE que haber algo. ¡No puede ser que este lugar lo construyeran a mi alrededor! ¿Por qué no encuentro nada? 
Las horas pasan y pasan y no consigo nada. Grito para pedir ayuda hasta que se me irrita la garganta pero no hay manera. Si alguien está escuchando, si ese hombre está todavía ahí fuera, no va a responder. Finalmente, exhausto, me echo en el suelo.
Cuando despierto, veo comida. Hay una bandeja con pan, arroz, un filete y un vaso de agua en el rincón. Estoy muy hambriento, por lo que no dudo en caminar hasta allí y empezar a comer. Está delicioso. Soy tan feliz. Cuando acabo todo, recupero el sentido común y empiezo a pensar de nuevo dónde estoy. Me encamino hacia el respiradero y grito:
-¿Hola?
-¡Hola! -oigo responder a alguien con un tono alegre.
-¿Quién eres? -pregunto.
-¿Te gustó la comida? -dice como respuesta.
No estoy de humor para estúpidos juegos. Quiero respuestas.
-¿DÓNDE ESTOY? ¡DÉJAME SALIR DE AQUÍ!
-Saldrás pronto. ¡Tenemos que asegurarnos de que estás sano!
¿Qué cojones? ¿Soy un maldito experimento? Estoy suficientemente sano. Quiero respuestas, quiero saber dónde estoy. Más importante, quiero ser libre.
-¡DÉJAME SALIR AHORA MISMO, MALDITO CABRÓN! ¡QUIERO IRME!
La voz se ha vuelto a marchar. Le grito una vez más, pero es inútil. Estoy solo.
Las horas siguen pasando y yo continúo con mi rutina de buscar una forma de salir. Por supuesto, no encuentro nada. Finalmente, siento la necesidad de utilizar el baño pero no hay ningún sitio al que ir. Lo grito alto pero no me responden. Soy demasiado orgulloso para hacerlo en un rincón. Eso es humillante. No dejaré que me vean así. Si es que pueden verme. Algo me dice que pueden. Siento que me están observando siempre. Un tiempo después, me tumbo y comienzo a llorar. Grito y chillo hasta quedarme exhausto y dormirme.
Algo extraño pasa entonces. Sueño.
En mi mente estoy volando. Hay árboles, ríos, luz solar y todo es muy raro. Puedo sentir una extraña sensación en el estómago y la boca. Duele un poco. 
Me despierto en mi prisión. Todavía me duele un poco el estómago. Lo froto con la mano y siento algo raro. Cuando miro, hay una cicatriz que sobresale. ¿Qué demonios es esto? Siento lo mismo en la mejilla. Estoy estupefacto pero sobre todo enfadado. Están jugando conmigo. Esperan a que me duerma para empezar con sus malditos juegos. Miro a las paredes y grito. Quiero salir de aquí.
-¿Estás bien? -oigo preguntar a una voz familiar.
-¡ME HAS HECHO DAÑO HIJO DE PUTA! ¡ME HAS ABIERTO EN CANAL! ¿QUÉ ME HAS HECHO? -grito mientras golpeo el respiradero tan fuerte como puedo. Lo romperé. Romperé lo que sea para llegar hasta este hombre y OBLIGARLE a darme una jodida respuesta. Lo golpeo y lo golpeo una y otra vez. Creo que lo he roto. No me importa. Continúo aporreándolo y gritando.
-Por favor, cálmate. Siento mucho que te duela. Todo mejorará pronto. ¿Te sientes solo?
Me niego a contestar. Lo ignoraré como él me ignora a mí. Que le jodan. No parece importarle si respondo o no. No le importo. A nadie le importo. Soy un experimento, un maldito juguete.
-Por favor, no te preocupes. Las cosas irán a mejor. ¡Te lo prometo! -dice y se va.
Me siento en la pequeña y dura cama y me miro las manos. Me han hecho tanto daño que no puedo mover un solo dedo sin sentir un intenso dolor en el brazo. Los huesos están colocados en direcciones casuales y apenas parecen humanas. Es ahora cuando me doy cuenta de lo jodido que estoy. ¿Qué me hice? Ese respiradero no se va a mover o romper haga lo que haga. Nada se va a mover o romper. Estoy atrapado. Eso es todo. Estoy atrapado y no voy a ninguna parte. Cuando mi mente comienza a vagar, comprendo algo finalmente. No tendré que moverme nunca más...
Cuando me quedé dormido necesitaba ir desesperadamente al baño. Ahora, sin embargo, esa necesidad ha desaparecido por completo. ¡¿Me abrieron para sacar mi mierda?! ¿Por qué cojones lo harían? ¿Qué está pasando aquí? Intento dilucidarlo en mi mente durante horas, pienso en cualquier posible situación en la que algo de esto tuviera sentido. Medito todo tipo de cosas pero nada encaja. Esto es una locura fortuita y no hay forma de entenderlo. Así que me rindo. Lo acepto. Es todo lo que puedo hacer.
El tiempo pasa.
No sé cuánto tiempo. Me despierto, grito, chillo, lloro. Encuentro comida para mí y la como. La voz habla de vez en cuando y me dice algo sobre tonterías codificadas que no me molesto en entender. Después, me duermo. A veces sueño pero no siempre. A veces son pesadillas: las paredes se cierran cada vez más hasta que no queda nada de habitación y me machacan. Los huesos se rompen y los pulmones se colapsan y yo lo siento todo lentamente. Estoy aterrorizado. Estoy loco. Quiero irme. SALDRÉ de aquí.
Me despierto y el cuerpo me duele aún más. Hay una cicatriz nueva en el pecho a lo largo de mi caja torácica y otra en la cabeza. Son parte de mi vida ahora. Nada nuevo respecto a eso. Aunque estas parecen un poco más grandes de lo habitual y duelen mucho más. Aun así, esto no es, con diferencia, lo más extraño del día. Miro al otro lado de la habitación y no me puedo creer lo que estoy viendo. Hay una chica aquí. Una chica de unos 17 años está tumbada en el suelo dormida en la otra parte de la habitación, completamente desnuda. Es hermosa. Me alegro tanto. No sé qué tienen ellos en mente pero no me importa. ¡Hay otra persona aquí! ¡Alguien a quien tocar, a quien mirar! ¡Alguien que sé que es real! Alguien que puede ayudarme a salir de aquí. Estoy... estoy tan emocionado. Mi mente está acelerada. ¿De dónde viene? ¿Qué debo hacer?
Salto y camino hacia ella. Le rozo el hombro y empiezo a hablar.
-¿Hola? Despierta.
Sus ojos se abren y me miran. Está aterrorizada. No sé por qué cosas ha pasado pero no parece tener el mismo entusiasmo que yo de estar con otro humano. Grita y se encoge asustada en el rincón de la habitación. Intento calmarla pero no sirve de nada.
-¡Por favor, no! ¡No voy a hacerte daño! -dije tan calmado como pude-. ¡Estoy de tu lado! ¡Estoy contigo! Por favor, cálmate. Confía en mí. ¿Estás bien? ¿Sabes dónde estamos?
Ella se mantuvo acurrucada en el rincón.
-Escucha, he estado aquí mucho tiempo. No sé qué es este lugar. ¿Sabes algo de esto? ¿Sabes quién nos tiene encerrados aquí? ¿Hay otros de dónde tú vienes? ¿Sabes cómo te llamas? -le pregunto. Ella responde con un gemido-. Estamos juntos en esto. Estamos juntos aquí. No tienes por qué preocuparte. Estaremos bien. Averiguaremos qué pasa. Saldremos de aquí. ¿De acuerdo? Nos iremos de aquí.
Mis palabras no significan nada. Me doy cuenta de que necesitará algo de tiempo para entender la realidad, así que voy hasta el respiradero y le doy tiempo para que se calme.
-Estará bien -dice una voz a través del respiradero-. Solo necesita tiempo para acostumbrarse a esto.
Ahí debo darle la razón. Quien quiera que sea esta persona, es la que está al mando. Descubrí hace un tiempo que no sirve de nada intentar discutir o persuadirla. Solo miro a la oscuridad del respiradero sin decir nada.
Finalmente, después de horas de sollozos, se calma. Me siento con ella e intento hacerle algunas preguntas. Nunca responde y, de hecho, parece no entender lo que digo. Siento como si el sonido de mi voz la tranquilizara un poco, así que sigo hablando. Le cuento todo sobre mi experiencia aquí desde que me desperté por primera vez. Intento relatar todo detalle que recuerdo de mi vida en esta prisión. Un tiempo después, me abraza y yo me siento muy bien. La piel caliente y lisa de su cuerpo desnudo abrazado a mí es diferente a cualquier otra cosa que he experimentado en esta habitación fría y sólida. Le paso los dedos por el pelo y ella gime suavemente. Estamos sentados en el suelo durante horas. Ahora sé que ella entiende. Somos ella y yo contra lo que sea esto. Pase lo que pase, estamos juntos en esto. 
A pesar de esta jodida situación, me siento mucho mejor ahora. Los días continúan pasando. Las cicatrices empiezan a desparecer pero nadie más viene. La comida llega y ahora contamos con el "lujo" de tener un lugar para ir el baño. La chica y yo nos hemos acercado mucho. Hemos hecho el amor varias veces. Ella es mi todo ahora. Prometo que si intentan alejarla de mí haré lo que sea para evitarlo.
Ahora estamos tumbados en el suelo, besándonos. Acabamos de hacer el amor y ha sido maravilloso. Ella confía en mí y yo en ella. Nunca le haría daño y no dejaría que nadie se lo hiciera.
-Te quiero -le dije mientras le besaba la cabeza. Ella sonrió y dijo lo mismo. Sé que entiende lo que significa, lo noto en su voz. Mientras se va quedando dormida me prometo a mí mismo que saldré de esta habitación y me llevaré a ella conmigo.
Entonces, pasa. Me despierto y ella no está. Sabía que era cuestión de tiempo, solo me hice creer a mí mismo que no pasaría. Lloro, grito, voy al respiradero.
-¿QUÉ HABÉIS HECHO CON ELLA? ¡TRAÉDMELA DE NUEVO! -grito mientras golpeo el respiradero.
-¡No te preocupes! -contesta la voz a la que ya estoy acostumbrado-. Ella está bien. ¡Está en otro lugar! Es algo en lo que hemos estado trabajando este tiempo. ¿Te gustaría verlo?
Estoy confundido, enfadado, asustado. Luchar no tiene ningún sentido. Este es mi maestro. Él tiene el control, mi voluntad. Me seco las lágrimas y le digo que sí. Le ruego, de hecho. Le digo que seré bueno, que haré lo que quiera, que no intentaré escapar o golpear las paredes o hacer nada malo.
-Solo, por favor, déjame estar con ella. Por favor.
-Ahora mismo -dice riéndose de mí con sus palabras.
-¡POR FAVOR! -grito, lloro y suplico. No puedo hacer esto sin ella, lo sé. Haré lo que sea para estar con ella. 
La voz me deja solo otra vez y yo quiero morir. Haría cualquier cosa por suicidarme y acabar con esto de una vez por todas pero no puedo dejarla. Ella me necesita y le prometí que nunca la dejaría. Lloro y grito en un rincón hasta que empiezo a toser sangre. Finalmente, vomito y me desmayo de agotamiento.
Me despierto en un lugar extraño. ¿Es esto un sueño? Debe serlo. Hay árboles y hierba. El hermoso cielo está sobre mí. ¡No estoy en la prisión! ¡Esto no puede ser real! Pero lo es. ¡Realmente lo es! Espera. ¿Esto significa...?
Corro. Corro por todas partes en su búsqueda. Él me lo prometió. Tiene que estar aquí. Empiezo a aceptar mi nuevo hogar. Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy todavía encerrado pero esta vez en un sitio más grande. Veo que enormes vallas blancas de unos 6 metros rodean el área. Me preocuparé de eso cuando esté otra vez con ella. Ahora mismo solo quiero encontrarla. Los árboles son tan hermosos. Todo es tan bonito. Solo la necesito a ella.
Finalmente, la oigo. Ella grita de alegría y corre hacia mí. Nos abrazamos, lloramos y nos besamos apasionadamente. Estoy feliz. Estoy tan feliz de que me hayan dejado estar con ella de nuevo. Estoy completo ahora y puedo relajarme. Después de calmarnos, decidimos investigar este nuevo lugar.
Deambulamos durante horas de pared a pared por la habitación. Quienes sean nuestros captores, realmente se esforzaron en este lugar. Hay un río que fluye por todas las inmediaciones y una máquina gigante que llega hasta el cielo, por encima de la parte más alta de la valla. Cuando nos acercamos, nos ofrece comida. Toda la comida que hubiéramos podido desear. Y está deliciosa. Esto es increíble. Probamos todo lo que podemos hasta llenarnos por completo. Estamos tan felices juntos. Pero todavía... hay algo que aleja a este nuevo lugar de la libertad. Esas malditas paredes. Si alguna vez somos libres para saber quiénes somos realmente, dónde estamos en verdad, tendremos que pasar esas paredes. Así que por ahora debemos idear un plan.
Los días pasan. Nos lo pasamos bien los dos en nuestro pequeño paraíso, mientras intentamos de forma secreta encontrar alguna forma de escapar. El hombre del respiradero nunca nos habla aquí pero todavía sé que está observando. Están mirando aún. Lo siento cada segundo del día.
Un día se nos ocurre algo. Cuando ella lo ve, se entusiasma.
-¡Mira! ¡Mira! -me susurra. Estoy orgulloso de su dominio del idioma. Lo ha estado aprendiendo de mí durante este tiempo.
Lo que vimos fue un árbol, igual que los otros. Este, sin embargo, estaba peligrosamente cerca de la pared y era lo suficientemente alto como para escalarlo y saltar. Sería una gran caída pero merecería la pena llegar hasta el fondo de toda esta mierda. Esta es. Lo sé. Esta es nuestra salida.
Aunque debemos tener cuidado. Le digo que tenemos que esperar y tranquilizarnos. Si lo hacemos deprisa sin pensar, podemos joderlo todo. Ella lo entiende, lo sé, pero no le gusta. Le digo que debemos aguantar uno o dos días y descubrir la mejor forma de hacerlo. Sé que ellos están encima de nosotros. Están esperando a que movamos ficha y puedan castigarnos. Van a separarnos o meternos de nuevo en esa pequeña habitación o ambas cosas. Y NO puedo dejar que eso ocurra. De ninguna manera.
Esa noche oí de nuevo a mi viejo amigo. Me desperté con su voz susurrante. Miré a mi alrededor pero no vi nada. La voz está por todas partes y por ningún lado. ¿Está en mi cabeza? ¿La estoy imaginando? No lo sé. No estoy dispuesto a arriesgar si es tan solo mi imaginación, así que le contesto:
 -¿Qué quieres? ¿Qué nos has hecho? ¿Dónde estamos?
Él ignora todas mis preguntas. No me sorprende lo más mínimo. Él me dice, me advierte. Conoce nuestro plan. Lo SABÍA. No tenemos secretos con nuestros captores. Están por todas partes, siempre observando.
-Olvídalo -me dice-. Disfruta de tu nueva casa.
-PRISIÓN -le corrijo-. Esta es una jodida prisión. Todo lo que he querido desde que me desperté aquel día era la maldita verdad y nunca he conseguido nada de ti. Estás jodidamente enfermo. He estado aquí preso durante meses, AÑOS, ¡CUÉNTAME AL MENOS QUIÉN SOY!
La voz se ha ido. Empiezo a caminar pensando en todo esto. Hoy es el día. Nos vamos de aquí. No importa qué hay al otro lado de la valla, sé que tiene que ser mejor que esto. La libertad está detrás de esa valla.
El sol sale y camino hasta ella. Supongo que se estará despertando ahora. Cuando llego a donde dormimos veo que no está. Ella nunca escaparía de mí así. ¿Dónde está...? oh, no... ya está marchando hacia allá. ¿También llegó hasta ella la voz esta noche?
Corro hacia el árbol. Sé que ella está allí. Sé que lo está. Cuando llego, la veo ya a mitad de camino.
-¡ESPERA! -grito. Ella mira hacia mí y me sonríe. Me hace gestos para que suba yo también. Todavía estoy asustado pero me doy cuenta que no puedo permitirme estarlo. Tengo que levantarme contra ellos, esos cabrones. Voy a por ello con todo lo que tengo.
Juntos los dos escalamos el árbol. Subimos más alto y más alto y, finalmente, FINALMENTE estamos cerca del final. Ella llega hasta la rama más alta y se apoya sobre la pared. Yo la miro a la cara y veo una expresión de total y desenfrenado éxtasis. Ha ganado. Lo sabe. Lo que sea que vea desde ahí, ella sabe que es su libertad. Sonríe hacia mí y veo una ingenua curiosidad en sus ojos. Sin poder esperarlo más, me alcanza, me besa y escala por la pared.
¡MIERDA! Oigo que se agarra a lo alto de la valla y llega al otro lado con una caída. Grita y escucho que su cuerpo ha golpeado el suelo. Por favor, deja que esté bien. ¡No permitas que le pase nada! Sin pensarlo, escalo hasta lo alto de la valla y salto.
La caída es dura para mí también. Cuando aterrizo, siento un dolor que nunca había sentido, ni siquiera con las cicatrices. De todas formas, no creo que nada esté roto. Si lo está, estoy muy preocupado por ella como para centrarme en ello. Está llorando y agarrándose la pierna. La compruebo pero parece estar bien. Sin embargo, algo en ella es diferente. A lo mejor es por la luz o por haber golpeado la tierra tan fuerte pero su piel está más áspera. Está sucia. Yo también. Finalmente, me levanto y examino el lugar en el que estamos ahora.
Caímos sobre barro. Tierra y barro. Estamos amoratados, heridos y asustados. Pero al menos somos libres. Al menos tenemos una oportunidad. Miro hacia la pared que habíamos escalado, orgulloso de nuestra proeza. Después oigo algo. Un poco más lejos hay otro edificio: uno enorme con forma de platillo y cuya puerta mecánica se había abierto.
Caminamos hacia allí lentamente, con cuidado de no hacernos más daño. Mis piernas me están matando pero debo saber qué es eso. Según nos acercamos, el edificio hace un ruido estruendoso que nos detiene. Por la puerta salen... otros. La única otra gente que he visto.
Debe haber una docena de ellos al menos. Sin embargo, no son exactamente como nosotros. Son más altos, más delgados y llevan ropa. El tono de su piel es mucho más claro que el nuestro y sus dedos parecen ser más largos. Son como nosotros pero tienen algo muy diferente. Uno de ellos se acerca. Se detiene a unos 5 o 6 metros de nosotros. Nos mira con intensidad. Todo lo que podemos hacer es mirarlo nosotros también. Cuando finalmente habla, me deja impactado. Este hombre, este hombre al que estoy mirando a la cara, es el del respiradero. Él es la voz que me mantuvo encerrado y atormentado durante tanto tiempo. Él es mi único amigo y mi único enemigo.
-¿Qué habéis hecho? -nos pregunta a los dos. No puedo distinguir por sus ojos grandes y negros si está enfadado o triste-. Habéis arruinado todo lo que hemos hecho para vosotros.
-¡JÓDETE! -le grito-. ¡No volveremos a ser tus malditos esclavos nunca más!
Él nos mira en silencio durante lo que parecen ser unos minutos. Después, se gira hacia sus iguales, que aún están dentro del edificio, suspira y nos vuelve a mirar.
-Sabíamos que era cuestión de tiempo. A partir de ahora tendréis que hacer las cosas vosotros solos. Este es, me temo, el único modo de aprender.
No sé qué decir. No estoy seguro de qué significa eso. No estoy seguro de si me preocupa. Solo lo miro aferrándome a mi amada. No importa, no tendré que volver a hacer las cosas como antes. Eso es lo que realmente importa.
Él vuelve al edificio y la puerta se cierra. De repente, sucede algo sorprendente: el edificio entero se eleva en el aire. Con un gran destello, las paredes y todo lo que era nuestra prisión se esfuman sin dejar rastro. El edificio volador se eleva aún más alto y más alto en el aire hasta desaparecer. Ahora, finalmente, estamos solos.
Juntos vagamos por el área en busca de respuestas. Estoy empezando a sentirme incómodo. Tengo hambre y por primera vez que yo recuerde, no tengo comida. No hay dispensador, ni máquina, ni bandeja mágica esperando por mí. Solo somos yo, ella y el mundo.
Estos últimos dos años, las cosas han sido bastante diferentes. Estábamos muy perdidos cuando se fueron. Me odio a mí mismo por decir esto pero quiero que vuelvan. Quiero oír su voz otra vez, tener comida, que me limpien y que me cuiden. La comida que consumimos ahora es horrible. Nuestra forma de vida es terrible. Ahora nos ensuciamos y nos herimos. Da igual donde durmamos, no nos lavamos ni nos curamos como antes. Nos levantamos de la misma forma que nos fuimos a dormir. Tenemos que limpiarnos y cuidarnos nosotros mismos. No fue hasta que se marcharon cuando nos dimos cuenta de cuánto los necesitábamos.
Hace frío. Tenemos que matar a los animales que deambulan por aquí y ponernos sus pieles para mantenernos calientes. Nos sentimos estúpidos, sucios e indefensos. Odiamos lo que somos ahora. A veces me despierto en la noche y trato de traer su voz a mi cabeza de nuevo. Intento hablar con él y espero y espero a que me conteste. Pero no lo hace. Quienes quiera que fueran, se han marchado. Solo estamos Eva y yo ahora. Al igual que cuando nos conocimos, sé que pase lo que pase, nos tendremos el uno al otro. Esto me ayuda a continuar a veces.
Aquí nos hemos acercado aún más el uno al otro. Ella está embarazada, así que hemos trabajado duro para construir un refugio agradable para nuestra familia. Es difícil pero sé que podemos hacerlo. Muchas noches ella llora y yo la abrazo y le acaricio la cabeza.
-¿A dónde crees que han ido, Adán? ¿Crees que volverán alguna vez y nos ayudarán?
Yo sé que no pero trato de ser valiente por ella.
-No lo sé. A lo mejor sí. Ellos nos aman. Sé que todavía nos quieren.
Le doy un beso en la cabeza como ya he hecho tantas veces antes. Espero, más que nada en el mundo, que lo que le acabo de decir sea cierto.

Traducido por Nyx.



No hay comentarios:

Publicar un comentario