Una mujer volvía a su casa después
del trabajo. Allí encontró a su perro, un gran dóberman, tumbado sobre el suelo
jadeando en busca de aire. La mujer, preocupada por la salud del animal, metió
al perro inmediatamente en el coche y lo llevó al veterinario.
El veterinario lo examinó pero como
no encontró nada que explicara sus dificultades respiratorias, le dijo a la
mujer que tenía que hacerle una traqueotomía al animal e insertarle varios
tubos por la tráquea para que pudiera respirar. Le explicó que no era algo
agradable de ver y rogó a la mujer que se fuera a casa y dejara al dóberman
allí aquella noche.
Cuando la mujer llegó a casa, el
teléfono no paraba de sonar. Lo descolgó y se sorprendió al oír al veterinario
al otro lado de la línea. Más extraño fue su mensaje: "¡Sal de la casa
inmediatamente! ¡Ve a la de uno de tus vecinos y llama a la policía!"
Al parecer, cuando el veterinario
realizó la operación, encontró una razón muy siniestra para explicar los
problemas que tenía el perro para respirar. Tres dedos humanos estaban
atascados en su garganta. Preocupado por que la persona a la que pertenecían aquellas extremidades desmembradas estuviera aún en la casa, llamó para avisar a la mujer.
Finalmente, la policía llegó al lugar. En la casa, encontraron a un intruso inconsciente, sin dedos, tumbado dentro de
un armario.
Traducido por Nyx.
Historia original: http://urbanlegendsonline.com/choking-doberman/
Imagen: www.imagenesygraficos.com
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