sábado, 7 de marzo de 2015

¿No te alegras de no haber encendido la luz?


Las dos chicas iban a la misma universidad y les había tocado ser compañeras de habitación. Kate era una persona conocida de la alta sociedad a la que le encantaban las fiestas y aún más los chicos. Jen era una chica tímida que solo se centraba en sus estudios y que tenía un pequeño grupo de amigos.
Las dos se llevaban bien pero no pensaban lo mismo respecto a que otra gente se quedara a dormir en la habitación. Esa noche, había una fiesta para toda la residencia en el piso de arriba y las dos estaban invitadas. Jen había puesto algunas excusas para no ir mientras Kate, que nunca se perdía una buena fiesta, había estado planeando lo que se iba a poner desde el día en el que la invitaron.
Después de las últimas clases del día, las dos estaban en la habitación. Kate había puesto música mientras se preparaba para la fiesta y Jen estaba concentrada en sus libros, estudiando. Unos rápidos toques en la puerta las alertó. En cuanto pararon, la puerta se abrió de golpe y un grupo de chicas entró en la habitación riéndose. Las amigas de Kate pasaron para reunirse con ella.
Jen puso los ojos en blanco, cogió los libros y les dijo que se iba a la biblioteca para continuar estudiando. Una vez allí, se sentó en su silla favorita y empezó a leer. Los estudiantes entraron y salieron durante toda la noche y cuando finalmente Jen cerró los libros eran casi las 2 de la madrugada. Sorprendida de lo rápido que había pasado el tiempo, recogió sus cosas y empezó a caminar de vuelta a su habitación.
Según se acercaba a la puerta, podía oír a gente dentro, suspirando. Abrió la puerta pero no encendió la luz. Ya había visto suficientes escenas al interrumpir a Kate y a su "cita" enrollándose en la cama. "Me alegra saber que te lo estés pasando tan bien" dijo Jen. Los movimientos pararon un momento pero comenzaron de nuevo. Jen, enfadada porque su compañera de habitación la estaba ignorando, se puso el pijama y se metió en la cama. Como los ruidos continuaban, encendió el MP3 y subió el volumen. Rápidamente, se quedó dormida.
Al día siguiente, se despertó y encontró el MP3 enredado en la almohada. Mientras lo cogía para desenredarlo, se dio la vuelta para reprender a Kate por lo que había hecho la noche anterior. Según se giraba, dejó caer el reproductor de música y gritó. Kate yacía en un charco de sangre con las sábanas en el suelo. En la pared escrito con sangre estaban las palabras " ¿No te alegras de no haber encendido la luz?"


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