viernes, 4 de marzo de 2016

No hay razón para estar asustado


Cuando mi hermana Betsy y yo éramos niños, vivimos un tiempo en una granja con nuestra familia. Nos encantaba explorar sus polvorientos rincones y escalar el manzano del patio trasero. Pero lo que más nos gustaba era el fantasma.
Lo llamábamos Madre porque era muy amable y nos cuidaba. Algunos días Betsy y yo nos despertábamos y en cada una de nuestras mesitas de noche había una taza que no estaba ahí la noche anterior. Madre, preocupada, los había dejado ahí por si teníamos sed durante la noche. Solo quería cuidarnos.
Entre los muebles originales de la casa había una antigua silla de madera, la cual poníamos contra la pared del fondo del salón. Cuando estábamos ocupados viendo la televisión o jugando a un juego, Madre movía lentamente la silla por la habitación hasta donde estábamos nosotros. A veces, conseguía llegar hasta el centro de la habitación. Después la colocábamos otra vez en su sitio y eso nos ponía tristes. Madre solo quería estar con nosotros.
Unos años más tarde, un tiempo después de mudarnos, encontré un viejo artículo de un periódico sobre la primera dueña de la granja, una viuda. Había matado a sus dos hijos dándoles una taza de leche envenenada antes de irse a dormir. Después, se ahorcó.
El artículo incluía una foto del salón de la granja y en ella se veía el cuerpo de una mujer colgando de una viga. Debajo de ella, tirada en el suelo, estaba la antigua silla de madera, colocada en el centro de la habitación. 


Traducido por Nyx. 




domingo, 15 de noviembre de 2015

La pulsera roja



Cuando se hospitaliza a alguien en Estados Unidos, se le pone en la muñeca una pulsera blanca con su nombre. Sin embargo, hay otras de colores diferentes que simbolizan otras cosas. A las personas que mueren, por ejemplo, se les colocan pulseras rojas.
Un cirujano que solía trabajar por la noche se había cambiado recientemente de hospital. Había acabado su última operación y se dirigía al sótano. Entró en el ascensor y se encontró con una paciente. Habló despreocupadamente con la mujer mientras el ascensor bajaba. Cuando el ascensor paró, vieron a otra paciente que iba a entrar pero el doctor presionó el botón rápidamente para cerrar las puertas de nuevo y pulsó el que llevaba al piso más alto. Sorprendida, la mujer reprendió al médico por ser tan grosero y le preguntó por qué no dejó entrar a la otra paciente.
El doctor dijo: "Esa es la mujer que acabo de operar. Murió en el quirófano. ¿No viste la pulsera roja que llevaba en la muñeca?"
La mujer sonrió, levantó el brazo y preguntó: "¿Una cómo esta?"


Traducido por Nyx.


sábado, 31 de octubre de 2015

Halloween


En muchos países, la noche del 31 de octubre se celebra Halloween. Los disfraces, las calabazas y los caramelos son algunos de los elementos que nos vienen a la cabeza cuando pensamos en este día pero, ¿siempre ha sido así? ¿Cuáles son los orígenes de esta fiesta?
Para encontrar el origen de Halloween, también conocido como "All Hallow's Eve" (Víspera de Todos los Santos), hay que remontarse unos 2000 años atrás. Los celtas celebraban el 31 de octubre una fiesta llamada Samhain que en gaélico significa "fin del verano". Marcaba el final de esta estación (y con ella la época de la cosecha). El 1 de noviembre era considerado el día del inicio del año nuevo y del frío y oscuro invierno, la estación que se asociaba con la muerte de las personas.
Los celtas creían que en la víspera, el día 31, el límite entre el mundo de los vivos y el de los muertos se volvía más delgado. Por un lado, esto podía suponer que los fantasmas de los muertos volvieran a la tierra y causaran problemas. Por otro, pensaban que la presencia de estos espíritus facilitaba a los druidas (sacerdotes celtas) hacer predicciones del futuro, profecías que confortaban a un pueblo dependiente de la inestable Madre Naturaleza. 


Los druidas construían hogueras sagradas y la gente quemaba algunos cultivos y animales como sacrificio a sus dioses y para mandar a los espíritus de vuelta a su mundo. Los celtas llevaban disfraces hechos por lo general con cabezas y pieles de animales. Cuando acababa la fiesta, volvían a prender las hogueras que ya se habían apagado para protegerse del frío de la nueva estación que empezaba.
Después, con la influencia de la religión cristiana, esta fiesta se mezcló con el conocido como Día de Todos los Santos. Aún hoy se celebra el 1 de noviembre y está dedicada a los santos y mártires. 
En el siglo XIX, con la llegada de inmigrantes irlandeses a América durante una devastadora hambruna, se extendió la tradición de celebrar Halloween. Los niños se disfrazaban e iban casa por casa pidiendo comida o dinero y asustando a la gente, lo que un tiempo después daría lugar a la tradición del "trick-or-treat" (truco o trato).

Supersticiones

Halloween siempre ha sido un día cargado de supersticiones. Algunas aún perduran. Tanto si es por miedo a la mala suerte como por pura costumbre, la gente evita cruzarse con gatos negros, pasar por debajo de escaleras o romper espejos. 
Sin embargo, antiguamente había otras supersticiones que con el paso del tiempo quedaron obsoletas o se olvidaron. Muchas de ellas se centraban en el futuro y la vida, especialmente de las mujeres jóvenes que querían saber quién sería su marido y si para el siguiente Halloween ya estarían casadas. 
Sucediera de una forma o de otra, con supersticiones o sin ellas, la tradición se ha mantenido durante siglos y Halloween se celebra cada vez más en todo el mundo.

¡Feliz Halloween!


Fuentes: 

Imágenes:

lunes, 26 de octubre de 2015

Algas


Mi abuela creció en la época de la Ley Seca en Chicago. Su familia vivía en una casa pequeña cerca del puerto y uno de sus primeros recuerdos fue que en un verano particularmente caluroso cuando buscaban un respiro del calor, su hermana y ella descubrieron una zona del paseo que no se solía utilizar cerca de un almacén abandonado. Todos los días durante varias semanas, las dos niñas caminaban hasta el embarcadero y se sentaban juntas en el borde del muelle hasta que el sol se pusiera. Mi abuela recordaba vivamente y con cierto cariño cómo sentía las algas moverse entre los dedos de los pies y a su hermana y a ella balancearlos en el agua turbia.
No fue hasta unos años después que volvió al muelle y vio que habían derribado el almacén. Por curiosidad, consultó al Departamento de Planificación y Desarrollo. Al parecer, el almacén fue propiedad durante un tiempo de la mafia que lo estuvo utilizando como base de operaciones de un local de prostitución. Se descubrió cuando un socio empezó a "eliminar" a las prostitutas que competían entre ellas recubriendo sus pies con hormigón fresco y arrojándolas al puerto. Los investigadores recuperaron cerca de dos docenas de cuerpos de las aguas de un embarcadero apartado.
¿Cómo se descubrieron los cuerpos? Un pescador que pasaba por allí vio el pelo de algunas de las víctimas flotar cerca de la superficie del agua, como las algas.

Traducido por Nyx.

Creepypasta original: http://www.creepypasta.com/seaweed/


domingo, 18 de octubre de 2015

Los vecinos


Esta semana me he mudado a una casa nueva. Está muy bien. Tiene dos pisos, tres dormitorios, dos baños, un jardín vallado y una cocina grande. El árbol de la parte de adelante de la casa es lo suficientemente alto y robusto como para bloquear las ventanas del salón desde la calle. La presión del agua es magnífica, los armarios son espaciosos y los suelos de madera son nuevos. El único problema que tengo es que mis vecinos hacen mucho ruido. Nuestras casas están pegadas por un lateral, por lo que compartimos una de las paredes del salón, de una habitación y de la cocina. Todo el día puedo oír los golpes que dan en su cocina, el audio de las películas que ven, sus conversaciones y el llanto de su hijo. Es un poco molesto pero puedo vivir con ello, supongo.
Sin embargo, lo que realmente me inquieta empezó esta mañana cuando estaba en la ducha. Normalmente, me gusta poner música mientras me baño pero hoy prefería disfrutar del silencio. Todo estaba tranquilo hasta que, mientras me lavaba el pelo, oí a mis vecinos hablar desde el otro lado de la pared. No entendía lo que decían pero sonaba raro. Parecía como si estuvieran hablando entre dientes, susurrando, y de vez en cuando riéndose en silencio pero no entendía cómo podía oírlos si estaban diciendo cosas en voz baja. Pensé que debían estar por azar cerca de su lado de la pared para que pudiera escucharlos mientras me duchaba.
No pensé mucho más en este incidente hasta que salí de la casa para ir a trabajar una hora después. Cuando estaba abriendo la puerta del coche, me di la vuelta porque sentía que había olvidado algo. En el momento en el que miré hacia la ventana de mi dormitorio, me di cuenta de que la casa de los vecinos está pegada a la mía en el extremo opuesto al baño. Al otro lado de la ducha está el armario de mi habitación.

Traducido por Nyx.



sábado, 15 de agosto de 2015

Un poema por tu corazón


Mi amor por ti es tan profundo, cálido y claro,
que en mí toda la noche perdura la alegría que me has dado.
Tu sonrisa es siempre tan auténtica,
¿no lo ves? Soy quien te desea.

De todas las chicas que he llegado a amar,
tu estás por encima de ellas, mucho más allá.
Tus ojos brillan tanto,
que iluminan mi existencia.
Mi amor es más profundo que cualquier contienda.

Aunque ya no me ves,
sé que me aprecias.
Si bien durante algún tiempo,
he estado bajo tierra...

Aquella horrible noche
cuando estábamos helados y perdidos,
te abracé fuertemente para protegerte del frío...

No puedo creer que lo hicieras,
ni siquiera en mi peor pesadilla.
Dijiste que para siempre me amarías.

Me has mentido mi amor
y eso me causa mucho dolor.
Ahora presta atención
a los sonidos de tu habitación.
Pero no dejes que te aterren,
ahora descansa, solo duerme.
Por la mañana puede que me lamente.

Dije que te quería,
pero con tu sangre arreglarlo podría.
Ahora que sientes el horror,
vengo... a por tu corazón...


Traducido por Nyx.

miércoles, 22 de julio de 2015

Ángel guardián


Y siempre estoy contigo.
Estuve ahí desde el momento en el que naciste. Estuve en el paritorio y antes de que pudieras siquiera abrir los ojos yo ya te estaba mirando fijamente. Tus padres, familiares y los médicos no podían verme allí en la esquina, observándote con mis ojos opacos, pero estuve ahí desde el momento en el que naciste.
Y te seguí hasta casa.
Estuve contigo siempre, era tu compañero inseparable. Te divertías con tus juguetes mientras yo te observaba silenciosamente por todos los ángulos de los espejos que estaban cerca, con el pelo enmarañado y pegado como pegamento por el sudor que caía por mi abultada frente. Siempre fui tu compañero inseparable, el que vagaba detrás del coche de tu madre cuando te llevaba a la guardería. Parecía que te encontrabas solo en el baño pero yo estaba al otro lado de la puerta. El aire silbaba a través de la cavidad magullada de mi garganta. Con los brazos torcidos y colgando de las articulaciones, me mantenía encorvado al otro lado de la cortina de la ducha. Espero y te sigo. Te sigo y vago detrás de ti.
No me ves. Casi no soy visible a la luz del día. No me viste esa mañana cuando me senté enfrente de ti en la mesa durante el desayuno. Un coágulo rojo y brillante se salía del hueco de un diente ausente cuando te miraba boquiabierto de forma grotesca. A veces me pregunto si sabes que estoy ahí. Creo que eres consciente de mi existencia pero nunca te has dado cuenta de lo cerca que estoy.
Paso varias horas del día no haciendo nada más que respirar en tu oído. Respirando; silenciándote, más bien.
Ansío estar cerca de ti, siempre he querido rodear tu cuello con mis heridos brazos. Me tumbo a tu lado todas las noches al lado de la cama y observo el techo y tu cara dormida en la oscuridad con mis ojos opacos.
Sí. A veces me has pillado mirándote. Tus padres vinieron corriendo a tu habitación una noche cuando gritaste. Estabas empezando a hablar, así que solo podías decir entre sollozos: "¡Un señor! ¡Un señor en mi cuarto!" Creías que nunca olvidarías haberme visto con la mandíbula caída balanceándose hacia adelante y hacia atrás. Me metí en el armario y tu madre fue incapaz de encontrarme aunque tú apuntabas y apuntabas y apuntabas. Creías que nunca lo olvidarías cuando volvieron a su habitación esa misma noche. Oíste que la puerta se abría suavemente con un chasquido y me viste reptar por el suelo hasta tu cama. Arrastré mis extremidades desencajadas debajo de la cama con movimientos espasmódicos.
Aprendiste tres palabras nuevas gracias a mí: hombre del saco. Pero no soy el tipo de monstruo que creías que era. Solo te observo, espero y te toco la cara con mis dedos nudosos mientras duermes.
Me verás de nuevo pronto. Cualquier día de estos, vendré, directo y tajante. Un día cruzarás la calle y (creo que me abriré paso hasta ti con un rugido y un chillido) rodarás por el asfalto, rodarás por debajo de las ruedas, chocarás con los guardabarros metálicos de los coches y mis dedos tocarán tu cara una y otra vez.
Cuando levantes la vista del frío asfalto con ojos opacos, tu pelo enmarañado y pegado caerá por tu cara y tu mandíbula desencajada se balanceará sobre tu pecho.
Verás que me acerco.
Nadie más me verá. Mirarás más allá de ellos fijamente a mis ojos y yo te devolveré una mirada lasciva. Por primera vez en nuestras vidas, algo parecido a una sonrisa se dibujará en mi cara. Pensarás estar mirando a un espejo cuando veas pequeñas burbujas rojas coagulantes salir de nuestras bocas.
Me inclinaré, más allá de los médicos y los mirones, y te levantaré en mis torcidos brazos. Nuestras caras se tocarán. Mis alas se desplegarán y entonces tendrás que seguirme.
Y siempre estoy contigo.
Soy tu ángel guardián.


Traducido por Nyx.