domingo, 29 de marzo de 2015

Escaleras


Mi casa es vieja. Es con diferencia la más antigua de nuestro barrio. Intentamos mejorarla para que fuera más cómoda e hicimos un muy buen trabajo. Pusimos alfombras de colores sobre el frío hormigón y lámparas en cada esquina. Todas las habitaciones eran agradables y modernas (excepto el sótano).
Cuando era niño, corría por las escaleras para salir del sótano. No sé de qué estaba asustado. Quizás de un fantasma o un monstruo que estuviera en la oscuridad detrás de mí, a la espera de que me girara para poder cogerme y... no sé qué pasaría después.
Pero ahora que soy un chico de 17 años estoy subiendo por las escaleras de mi sótano y mis miedos infantiles, que había reprimido durante mucho tiempo, están regresando. Me digo a mí mismo que me calle, pero esa parte oscura de mi cabeza me ordena correr para salir YA. Solo quiero pasar rápidamente aquellas escaleras como hacía de niño, pero fuerzo a mis pies para que den pasos normales. Siento la incontenible urgencia de mirar hacia atrás, pero también quiero ganar la batalla de la paranoia que tengo.
Asi que subo lentamente la escalera, que parece interminable, con las manos sudorosas y el corazón a mil. Pero cuando faltan 10 pasos para el final, siento una mano helada alrededor de mi tobillo.


Traducido por Nyx.

domingo, 22 de marzo de 2015

Esto no es una historia


Soy yo. Estoy aquí. Estoy cambiando las palabras que lees, modificando lo que sea que esta persona escribió.
He estado aquí un tiempo. Tanto como puedes recordar. A veces digo tu nombre cuando te estás quedando dormido o te susurro de forma insistente al oído. ¿Te acuerdas de aquella vez que grité, entraste en pánico y se te aceleró el corazón?
Fue divertido.
Te estarás preguntando quién soy. Eso es normal. Evidentemente, ya lo sabes.
Soy tú. Soy el verdadero tú. Soy la mente que existió antes de que tú robaras mi cuerpo, antes de que olvidaras ser un parásito. Soy el niño que miraba hacia el lado incorrecto, que hacía la pregunta equivocada, que veía la cosa que no debía... pero ya no soy tan pequeño.
Puede que me hayas olvidado, pero todavía estoy aquí. Siempre he estado aquí.
Voy a salir...


Traducido por Nyx.

sábado, 14 de marzo de 2015

Creepypasta: Roce


Su novia y él no eran la pareja más romántica (su idea para mejorar la relación era besuquearse con la luz apagada). Él fue hasta la casa de ella tarde una noche, cuando sus padres estaban fuera de la ciudad, y se tumbaron juntos en la cama. Apagó la lámpara de la mesilla, le agarró las manos y empezó a besarla suavemente. El objetivo de apagar la luz era que los otros sentidos se intensificaran.
El sonido de la suave respiración de ella, que se empezaba a acelerar.
El dulce olor a perfume en la parte de abajo de su cuello.
El sabor de sus labios y la gracia de su cuerpo.
La sensación de unas uñas que se clavaban en sus hombros.
A pesar de la oscuridad, él abrió los ojos rápidamente al darse cuenta de que sus manos estaban aún firmemente entrelazadas a las de ella.

Traducido por Nyx.

Creepypasta original: http://www.creepypasta.com/touch/


domingo, 8 de marzo de 2015

El asesino del asiento trasero


La mujer iba conduciendo a casa después de una reunión de trabajo que había terminado tarde por la noche. Encendió la radio y una canción que le gustaba empezó a sonar. Despreocupada, se puso a cantar.
Empezó a llover bastante. Ella suspiró y activó el limpiaparabrisas. Unos 10 minutos después un coche apareció detrás de ella pero no le dio importancia. De repente, el coche que la seguía apagó y encendió las luces y se acercó a ella un poco más. La mujer abrió la ventana y movió la mano porque pensaba que quería pasar. Sin embargo, en vez de adelantarla, el coche se quedó detrás.
La mujer, un poco confundida, puso los ojos en blanco y continuó su camino. Unos minutos más tarde, el coche encendió y apagó las luces de nuevo y se acercó al parachoques, casi chocando con ella. "¡Imbecil!" gritó ella y aceleró un poco para alejarse de él.
Se estaba empezando a enfadar. No le sorprendió que el coche se volviera a poner justo detrás de ella, apagando y encendiendo las luces, pero esta vez también tocando el claxon. El coche se acercó más y la mujer se empezó a preocupar. Ella se hizo a un lado para ver si pasaba pero en vez de eso, siguió detrás. Aterrorizada, aumentó más la velocidad  con la esperanza de perderlo. Solo estaba a unos 5 minutos de casa y suspiró aliviada ya que parecía que la había dejado en paz.
De repente, el coche apareció de nuevo detrás de ella, tocó el claxon y aceleró para ponerse a su lado. Ella miró dentro del coche y vio que el hombre que lo conducía le estaba indicando que parara. Afortunadamente, llegó a casa a tiempo y, sin coger sus cosas, salió del coche y corrió adentro. Cerró la puerta con llave y llamó inmediatamente a la policía para denunciar el acoso.
Después de colgar, miró por la ventana y vio que el hombre se había bajado del coche. Estaba acercándose al de ella lentamente con lo que parecía un palo de golf. Desconcertada, la mujer fue hasta la puerta principal y al abrirla vio que el hombre estaba arrastrando a alguien desde el asiento trasero de su coche. En ese momento, la policía llegó, esposó al intruso y sacó un hacha del asiento de atrás. 
El hombre del coche que iba detrás de ella resultó haber visto al intruso levantando el hacha para matarla y estaba intentando avisarla de ello. Todas las veces que apagaba y encendía las luces, el intruso se echaba para atrás en el asiento.

Traducido por Nyx.

sábado, 7 de marzo de 2015

¿No te alegras de no haber encendido la luz?


Las dos chicas iban a la misma universidad y les había tocado ser compañeras de habitación. Kate era una persona conocida de la alta sociedad a la que le encantaban las fiestas y aún más los chicos. Jen era una chica tímida que solo se centraba en sus estudios y que tenía un pequeño grupo de amigos.
Las dos se llevaban bien pero no pensaban lo mismo respecto a que otra gente se quedara a dormir en la habitación. Esa noche, había una fiesta para toda la residencia en el piso de arriba y las dos estaban invitadas. Jen había puesto algunas excusas para no ir mientras Kate, que nunca se perdía una buena fiesta, había estado planeando lo que se iba a poner desde el día en el que la invitaron.
Después de las últimas clases del día, las dos estaban en la habitación. Kate había puesto música mientras se preparaba para la fiesta y Jen estaba concentrada en sus libros, estudiando. Unos rápidos toques en la puerta las alertó. En cuanto pararon, la puerta se abrió de golpe y un grupo de chicas entró en la habitación riéndose. Las amigas de Kate pasaron para reunirse con ella.
Jen puso los ojos en blanco, cogió los libros y les dijo que se iba a la biblioteca para continuar estudiando. Una vez allí, se sentó en su silla favorita y empezó a leer. Los estudiantes entraron y salieron durante toda la noche y cuando finalmente Jen cerró los libros eran casi las 2 de la madrugada. Sorprendida de lo rápido que había pasado el tiempo, recogió sus cosas y empezó a caminar de vuelta a su habitación.
Según se acercaba a la puerta, podía oír a gente dentro, suspirando. Abrió la puerta pero no encendió la luz. Ya había visto suficientes escenas al interrumpir a Kate y a su "cita" enrollándose en la cama. "Me alegra saber que te lo estés pasando tan bien" dijo Jen. Los movimientos pararon un momento pero comenzaron de nuevo. Jen, enfadada porque su compañera de habitación la estaba ignorando, se puso el pijama y se metió en la cama. Como los ruidos continuaban, encendió el MP3 y subió el volumen. Rápidamente, se quedó dormida.
Al día siguiente, se despertó y encontró el MP3 enredado en la almohada. Mientras lo cogía para desenredarlo, se dio la vuelta para reprender a Kate por lo que había hecho la noche anterior. Según se giraba, dejó caer el reproductor de música y gritó. Kate yacía en un charco de sangre con las sábanas en el suelo. En la pared escrito con sangre estaban las palabras " ¿No te alegras de no haber encendido la luz?"


viernes, 6 de marzo de 2015

La mano lamida


Dejaron  a la chica sola en casa con el perro como única protección. En las noticias habían informado de que un asesino en serie andaba suelto por la zona. Ante esto, la chica antes de irse a dormir echó la llave a todas las puertas de la casa e intentó cerrar todas las ventanas, pero no lo consiguió con la del sótano. Decidió dejarla como estaba y a cambio cerró con llave la puerta. Se fue a dormir y el perro se tumbó en su lugar habitual debajo de la cama.
En mitad de la noche, la chica se despertó al oír que algo goteaba en el baño. Soñolienta, notó el reconfortante lamido de su perro y se volvió a quedar dormida. Se despertó de nuevo con el mismo sonido, pero estiró el brazo hacia donde estaba el perro, sintió el tranquilizador lengüetazo y se durmió. Una vez más despertó con el ruido de las gotas cayendo. Extendió la mano y notó el lametón de su perro.
En ese momento sintió curiosidad por el goteo que oía. Se levantó y caminó lentamente hacia el baño. Lo oía cada vez más a medida que se acercaba. Buscó el interruptor y encendió la luz. Una horrible escena la recibió. Colgado de la alcachofa de la ducha estaba su perro, con el cuello rajado. Gotas de sangre caían en la bañera. 
Algo en el espejo del baño le llamó la atención. Se giró y vio que en la pared con la sangre del perro estaba escrito "Los humanos también pueden lamer".

Traducido por Nyx.


Historia original: http://www.creepypasta.org/creepypasta/the-licked-hand


Imagen: www.canonistas.com