Durante
el verano de 2003, varios sucesos en el noreste de Estados Unidos que
implicaban a una extraña criatura humanoide despertaron algo de interés en la
prensa local antes de que se estableciera una evidente censura. Muy poca o
ninguna información se dejó intacta, puesto que la mayoría de los informes
tanto escritos como en internet se destruyeron misteriosamente.
Los que
se han declarado testigos, concentrados principalmente en la parte rural del
estado de Nueva York y una vez que se encontraron en Idaho, contaron historias
de sus encuentros con una criatura de origen desconocido. Los sentimientos iban
de niveles extremadamente traumáticos de miedo y malestar a un sentido casi
infantil de inquietud y curiosidad. Mientras que de sus versiones publicadas no
se ha vuelto a tener noticia nunca más, la memoria persiste. Varias de las
partes involucradas empezaron a buscar respuestas ese año.
A
principios de 2006, la colaboración había reunido cerca de dos docenas de
documentos que datan entre el siglo XII y la actualidad y abarcan cuatro
continentes. En casi todos los casos, las historias eran idénticas. He estado
en contacto con un miembro de este grupo y he conseguido algunos fragmentos de
su próximo libro.
Una
nota de suicidio: 1964
“Mientras
me preparo para acabar con mi vida, siento que necesito mitigar cualquier culpa
o sufrimiento que pueda producir con este acto. No es la culpa de nadie más que
de él. Una vez me desperté y sentí su presencia. Y otra, me desperté y vi su
forma. Una vez más me desperté y oí su voz y lo miré a los ojos. No puedo
dormir sin temer la experiencia de qué será lo próximo que pasará al despertar.
No puedo ni siquiera estar en vela. Adiós.”
En
la misma caja de madera se encontraron dos sobres vacíos dirigidos a William y
Rose y una carta personal suelta, sin sobre:
“Querida
Linnie,
He
rezado por ti. Él dijo tu nombre.”
Una
anotación en un diario (traducido del español): 1880
“He
experimentado el mayor horror. He experimentado el mayor horror. He
experimentado el mayor horror. Veo sus ojos cuando cierro los míos. Están
vacíos. Negros. Me miran y se clavan en mí. Su mano húmeda. No dormiré. Su voz
(texto ininteligible).”
El
cuaderno de bitácora de un marinero: 1691
“Vino
cuando estaba durmiendo. Sentí algo en los pies de mi cama. Él se llevó todo.
Debemos volver a Inglaterra. No podemos volver nunca más a instancias de The
Rake.”
De
una testigo: 2006
“Hace
tres años, había vuelto de una excursión a las Cataratas del Niágara con mi
familia por la festividad del 4 de julio. Todos estábamos muy cansados después
de un largo día conduciendo, por lo que mi marido y yo metimos a los niños en
la cama y nos fuimos a dormir.
Sobre
las 4 de la mañana, me desperté pensando que mi marido se había levantado para
ir al baño. Aproveché el momento para robarle las sábanas pero con eso solo lo
desperté. Le pedí perdón y le dije que pensé que se había levantado de la cama.
Cuando se dio la vuelta para mirarme, jadeó y movió los pies tan rápido del
final de la cama que su rodilla casi me hace caer. Después me agarró pero no
dijo nada.
Medio
segundo después de acostumbrar los ojos a la oscuridad, pude ver qué había
causado aquella extraña reacción. A los pies de la cama, sentado de espaldas a
nosotros, estaba lo que parecía un hombre desnudo, o algún tipo de gran perro
sin pelo. Su postura era inquietante y antinatural, como si lo hubiera atropellado
un coche o algo. Por alguna razón, no me asusté inmediatamente al verlo, más
bien sentí preocupación por su estado. En ese momento había asumido de alguna
manera que teníamos que ayudarlo. Mi marido estaba vigilando por encima de su
brazo y su rodilla, acurrucado en posición fetal, a veces mirándome de reojo
antes de volver a la criatura.
Con
unos cuantos movimientos ágiles, la criatura trepó al lateral de la cama y
después gateó rápidamente como dando brincos a lo largo de ella hasta colocarse
a unos centímetros de la cara de mi marido. La criatura estuvo en silencio
absoluto durante 30 segundos (o probablemente cerca de 5, pero me pareció más
tiempo) observando a mi marido. Después, puso las manos sobre sus rodillas y
salió corriendo al pasillo, hacia el dormitorio de los niños. Grité y me
precipité hacia el interruptor de la luz mientras planeaba cómo pararlo antes
de que hiciera daño a mis hijos. Cuando ya estaba en el pasillo, la luz del
dormitorio era suficiente para verlo agachado y encorvado unos 6 metros más
allá aproximadamente. Se giró y me miró directamente a mí, cubierto de sangre.
Le di al interruptor de la pared y vi a mi hija Clara.
La
criatura corrió escaleras abajo mientras mi marido y yo nos apresuramos a
ayudar a nuestra hija. Estaba gravemente herida y en aquel momento habló por
última vez en su corta vida. Dijo “él es The Rake”.
Mi
marido cayó con el coche en un lago esa misma noche mientras llevaba a nuestra
hija al hospital. No sobrevivieron.
Como
la ciudad era pequeña, la noticia corrió rápidamente. La policía ayudó bastante
al principio y los periódicos locales se interesaron también. Sin embargo, la
historia nunca se publicó y en el telediario de la televisión local tampoco se
hizo un seguimiento.
Durante
varios meses, mi hijo Justin y yo nos alojamos en un hotel cerca de la casa de
mis padres. Después, decidimos volver a casa y yo empecé a buscar respuestas
por mí misma. Con el tiempo, di con un hombre de la ciudad de al lado que tenía
una historia similar. Nos pusimos en contacto y empezamos a hablar de nuestras
experiencias. Él conocía a otras dos personas en Nueva York que también habían
visto a la criatura a la que ahora nos referimos como The Rake.
Nos
llevó a los cuatro alrededor de dos buenos años buscar por internet y escribir
cartas para conseguir una pequeña colección de lo que creíamos eran relatos de
The Rake. Ninguno daba detalles, historia o seguimiento alguno. Un diario tenía
unas anotaciones que implicaban a la criatura en sus primeras tres páginas pero
no la mencionaban nunca más. El cuaderno de bitácora de un barco no explicaba
nada del encuentro, solo decía que se tenían que ir por The Rake. Esa fue la
última anotación en el cuaderno.
Sin
embargo, había muchos casos en los que la visita de la criatura a la misma
persona era una de tantas. Mucha gente mencionaba haber hablado con ella, mi
hija incluida. Esto nos llevó a preguntarnos si The Rake ya nos había visitado
a alguno de nosotros antes de nuestro primer encuentro.
Puse
una grabadora digital cerca de mi cama y la dejé funcionando la noche entera,
todas las noches, durante dos semanas. Analizaría de forma monótona los sonidos
de mi vaivén en la cama cada día cuando me levantara. A finales de la segunda
semana ya estaba muy acostumbrada al sonido ocasional que hacía al dormir
mientras cambiaba la velocidad de la grabación a 8 veces más la velocidad
normal. (Esto todavía me llevaba casi una hora todos los días).
El
primer día de la tercera semana, pensé oír algo diferente. Lo que encontré fue
una voz chillona. Era The Rake. No pude escucharlo lo suficiente como para
transcribirlo. No he dejado a nadie escucharlo todavía. Todo lo que sé es que
lo he oído antes y ahora creo que habló cuando estuvo sentado delante de mi
marido. No recuerdo haber oído nada aquel día pero, por alguna razón, la voz en
la grabación me devolvió inmediatamente a aquel momento. Lo que se le debió
pasar a mi hija por la cabeza me incomodaba.
No
he visto a The Rake desde que arruinó mi vida pero sé que él ha estado en mi
habitación mientras dormía. Sé y temo que una noche me despertaré para verlo
mirándome fijamente.”
Traducido
por Nyx.
Creepypasta
original: http://creepypasta.wikia.com/wiki/The_Rake
Imagen: www.pinterest.es
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