Muchos dicen que soy malvado, pero no lo soy.
Muchos dicen que soy diferente, pero no lo soy.
Muchos dicen que soy demente, pero no lo soy.
Estoy solo. Camino solo; sin nadie que me consuele, sin
nadie que me ame.
Yo solía ser normal, como tú.
Curioso, siempre he odiado formar parte de la gente
“normal”.
Debes apreciar lo que tienes. Debes rezar para que nunca
tengas que sentir lo que yo siento.
Odio. Depresión. Abandono. Traición.
Todos vosotros tenéis vidas. Tenéis esperanza. Yo he
perdido todo eso por culpa de un loco.
¡Él es el malo! ¡NO YO!
¡Él se llevó mi vida, mi esperanza, mi todo!
¡Me dejó en la miseria después de su maldito experimento!
Me recibió con los brazos abiertos. Me prometió una vida
nueva. Una mejor que la que había tenido. ¡Él me ENGAÑÓ!
¡Me robó todo lo que tenía! Todavía recuerdo ese día…
*
Yo era un chico fuerte. Acababa de terminar el instituto.
El sol brillaba, pero yo estaba amargado. Sentía como si todo aquel que veía me
mirara, ¡juzgándome! Y lo hacían, cómo lo hacían…
Mi camino a casa durante el último día del curso fue el
infierno de siempre. Los chicos se montaron en sus coches y gritaron:
“¡MARICÓN!” y “¡GILIPOLLAS!” Yo simplemente lo aceptaba, ¿o no?
Una idea me pasó por la cabeza: “estos tipos me mataran
poco a poco de todos modos, ¿por qué no hacerlo rápido y sin dolor?” Estaba
cegado por la angustia. Si hubiera sabido entonces lo que sé ahora, nunca me
hubiera atrevido a coger esa cuerda del sótano.
Pero, ¿dónde hacerlo? No en mi casa. Odiaba a mi madre,
pero no lo suficiente como para causarle un trauma. Elegí un callejón a las
afueras de la ciudad. Ya estaba atando la cuerda a una farola cuando él se coló
en el callejón.
-Joven, ¿qué estás haciendo?
-¡Acabar con esto!- respondí.
-¿Estás loco? Ven, ven conmigo. Creo que puedo ayudarte.
-¿Ayudarme? Tú sí que estás loco, viejo. ¡Déjame morir
tranquilo!
-¡No, no puedo hacerlo!- dijo y me agarró del brazo-Ven.
Luché, pero tiró con más fuerza. Me caí y él me agarró de
nuevo. Rápidamente me arrastró adentro de un edificio y cerró la puerta detrás
de nosotros.
-Joven, creo que puedo ayudarte. Sé cómo te sientes. Solo
escúchame.
-¡Maldito seas! Bien, pero date prisa.
-Una vida es algo valioso, pero ¿qué dirías si yo te
ofreciera una totalmente nueva y gratis?
-Diría, ¿dónde coño hay que firmar?
-Bien. He estado haciendo una investigación sobre la
anatomía humana y después de unos cuantos experimentos, creo que soy capaz de
manipularla. Puedo convertirte en cualquier cosa o persona que desees. Claro,
existen algunas condiciones.
-¿Cómo cuales?
Sacó una hoja de papel y dijo:
-Bien, primero firma aquí.
-¿Qué pasa si no quiero?
-Bueno, en eso consiste la segunda condición… tú no
tienes elección.
-¡¿Qué?!
-Ya me has oído, mi querido amigo – en ese momento sacó
una jeringa con un liquido verde – ¡Ahora estate quieto!
Traté de correr, intenté gritar, pero él me agarró más
fuerte aún. Me clavó la aguja en el cuello y todo se volvió negro.
Me desperté en una cámara de vidrio. Por alguna razón, él
me había puesto un traje. Segundos después, entró en la habitación con una bata
de laboratorio.
-Hola, amigo mío, ¿Te sentó bien la siesta?
-¡¿Dónde coño estoy?!
-Eso no es asunto tuyo. Todo lo que tienes que hacer es
sentarte y dejar que yo me encargue de todo el trabajo.
-¡Suéltame, psicópata! ¡Te mataré!
-Me temo que no, hijo. ¡Tú te vas a quedar ahí mientras
yo hago historia!
-¿Historia?
-Sí, cuando logre transformar todo tu cuerpo.
-¡No puedes hacerlo!
-Oh, claro que puedo.-activó un interruptor y empezó a
hablar por un micrófono.- Probando, probando. Bien. Ahora comenzaremos con el
experimento 84-B.
-¡¿Qué demonios estás haciendo?!
-Los signos vitales del sujeto parecen ser normales
aunque su frecuencia cardíaca se ha disparado. La actividad
de las ondas cerebrales es alta y los niveles de insulina son normales.
-¡Déjame ir!
-Listo para comenzar con el experimento. -Se dio la
vuelta hacia una palanca.- Activando fase uno – y tiró.
Un rayo atravesó mi cuerpo, despedazándome. No podía
gritar. Mi visión se volvió borrosa hasta que dejé de ver.
- La apariencia del sujeto comienza a deformarse.
Activando fase dos.
El dolor aumentó. Sentí cómo mi boca y mis ojos se
cerraban.
-La cara del sujeto está completamente modificada,
activando fase…
Una sirena comenzó a sonar. “¡Error! ¡Error! ¡Colapso
inminente!”
-¡No!-gritó.- ¡Su cara y sus extremidades no se han
desarrollado plenamente! ¡Debo parar el experimento!
Lo último que escuché fue un gran estruendo.
Me desperté de nuevo, esta vez entre escombros. Apenas
podía ver. Era como si algún tipo de pantalla me tapara los ojos. Sentía la
boca como si me la hubieran cosido. No podía respirar ya que mi nariz también
estaba cerrada. Pero, de alguna forma, no la necesitaría nunca más.
Me levanté. Sentía los brazos y las piernas raros. Me
costó casi un minuto retomar el control sobre ellos. Entonces comencé a caminar
entre los escombros. Un ordenador destrozado yacía al lado de un pie
desmembrado. Seguí un rastro de sangre que atravesaba el pasillo y llegaba
hasta la puerta. Podía oír ruidos detrás de ella.
La abrí y vi a un policía intentando mover algunos
bloques de hormigón que obstaculizaban otra puerta. Entonces, se dio la vuelta
y me vio. Chilló y salió corriendo. Yo intenté gritarle que se detuviera pero
no podía hablar, así que lo perseguí.
A medida que corría sentía que mis piernas cambiaban,
como si se alargaran mientras me movía. Pronto alcancé al policía pero cuando
intenté agarrarlo del hombro, un tentáculo salió de mi espalda y le atravesó el
pecho. Me maldijo y cayó.
“¿Qué coño ha pasado?” pensé. Miré el cadáver.
Tenía un agujero enorme en el pecho. No pude hacer nada para salvarlo.
Retomé el rastro de sangre y encontré el cuerpo del
viejo. Una viga lo había aplastado. Lo levanté, sin darme cuenta hasta más
tarde de la fuerza que necesitaría para hacerlo. Con rabia, lancé su cuerpo
contra la pared y me salpicó una lluvia de sangre.
Intenté escapar del edificio, pero todos los pasillos
eran callejones sin salida. Continué buscando hasta que encontré un baño.
Necesitaba lavarme las manos, que estaban manchadas de sangre. Entré y me miré
al espejo. En ese momento me di cuenta de algo: no tenía cara.
*
Ahora me tachan de monstruo. Vivo en las pesadillas tanto
de adolescentes como de adultos. Y todo por culpa de ese cabrón. Poco después
de esta experiencia descubrí mis verdaderos poderes. Puedo alargar mis brazos y
piernas hasta límites inhumanos e incluso generar tentáculos que salen de mi
espalda.
Después de todo lo ocurrido lo único que quiero es un
amigo. Así que busco personas, niños. Ellos son los únicos que no me miran con
miedo. A menudo juego con ellos. Pero no siempre puedo controlar mi cuerpo. De
vez en cuando cometo un error y alguien muere. Pero no es mi culpa. Yo solo
busco compañía. Esta es mi pena y cargaré con ella eternamente.
Me gustan las fotografías. Me divierto saliendo en ellas.
Siempre hay gente que saca fotos de la naturaleza, por lo que vivo en los
bosques. Hago lo que ahora se conoce como “photobombing”. Pero siempre que me
acerco a una persona para ver la foto, sale corriendo. Una cosa lleva a la otra
y alguien más muere en mis manos.
Juro que nunca he querido hacerle daño a nadie, pero he
perdido el sentido de… bueno, de todo. Ya no sé cómo ser una persona. Parece
que las cosas nunca vayan a mejorar para mí, alguien siempre acaba muerto.
Solo quiero pedirte un favor: cuando me veas, no huyas.
De hecho, corre hacia mí y dame la bienvenida. Eso significaría mucho para mí y
podría salvar tu vida.
Pero, ¿cómo sabrás que soy yo? Sé que has oído hablar de
mí. Si no es así, puedes encontrar fácilmente en
internet algunas fotos en las que aparezco. Solo ve a Google y escribe:
"Slenderman".
Traducido
por Nyx
Creepypasta
original: http://creepypasta.wikia.com/wiki/Experiment_84-B
Imagen:
www.pinterest.com
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ME GUSTO MUCHO YO SIEMPRE SUPE QUE SLEDNERMAN NO ERA MALO
ResponderEliminarme encantaaa
ResponderEliminarme encantaaa
ResponderEliminarYO QUIERO JUGAR CON SLENENDERMAN
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